Rusia, 16 de noviembre de 2025 (Infórmate y +).– Anatoly Moskvin, un respetado historiador y lingüista ruso, escondía en su hogar uno de los secretos más aterradores de la historia reciente.
Durante más de una década, desenterró los cuerpos de 26 niñas entre tres y quince años para transformarlos en figuras macabras, que él veía como “muñecas”. Su obsesión por la muerte, sumada a traumas personales de su infancia, lo llevó a cometer actos de una naturaleza incomprensible para la sociedad.
Este caso estremeció a Rusia cuando la policía, tras una investigación accidental, descubrió el horror que se gestaba en el pequeño apartamento de Moskvin en Nizhni Nóvgorod.
Un académico con un secreto macabro
Lo que más sorprendió al descubrirse el caso de Anatoly Moskvin fue el contraste entre su imagen pública como un hombre educado y su retorcida vida privada. Desde joven, Moskvin mostró una fascinación enfermiza por los cementerios y la muerte, que se intensificó cuando, a los doce años, fue obligado a besar el cadáver de una niña en un funeral.
A lo largo de los años, comenzó a visitar cementerios y a desenterrar cuerpos, un comportamiento que nunca despertó sospechas debido a su apariencia de hombre respetable y su trabajo como académico. Sin embargo, lo que parecía ser un interés por la historia funeraria y los rituales se convirtió en una obsesión macabra con los cadáveres.
La transformación de los cuerpos en “muñecas”
Moskvin no solo desenterraba los cuerpos, sino que los momificaba y los vestía con ropa infantil, incluso celebrando “cumpleaños” y leyéndoles libros en voz alta.
Su obsesión por mantener intactos los cuerpos como una forma de negar la muerte, le llevó a interactuar con ellos como si fueran personas vivas. Este comportamiento fue descubierto por la policía gracias a mensajes crípticos y símbolos en las lápidas de los cementerios, lo que los llevó hasta su hogar, donde encontraron los cuerpos de las niñas en diferentes estados de momificación.
