Quizá las rosas están ligadas al amor porque de la misma forma que cosecha el afecto, de la misma manera se produce la planta para que tenga los mejores pétalos y colores. El proceso inicia desde encontrar al vástago correcto en donde se debe injertar una yema, es decir una de las hojas de la rosa.
Durante un año la planta debe cuidarse con dedicación, desde regarla con el agua suficiente y retirar cualquier hierba que pueda debilitarla para que al final los “botones” sean fuertes y se transformen en rosas.
Este proceso ha sido transferido durante tres generaciones en las huertas de la familia Orihuela que se encuentran en la colonia Rubén Jaramillo de Temixco, pues al principio de la década de los años 60, Don Leandro Orihuela comenzó a cultivar esta planta.
“Mi bisabuelo inició y después siguieron mis abuelos, mis tíos y mi papá; ahora nosotros somos la tercera generación. Casi toda la producción se exporta al Estado de México, al mercado de flores que es muy famosos que se llama el mercado de Jamaica”.
Pero con la contingencia ese mercado se cerró y momentáneamente dejaron de vender, pero nada los tuvo, a través de internet comenzaron a ofrecer el producto y poco a poco pudieron seguir.
“Si se vino un caso, feo, por la pandemia cerraron el lugar en donde enviábamos rosas todos los productores de Temixco. Nosotros en Temixco somos los mayores exportadores a nivel estatal. No sabíamos que íbamos a hacer”.
Y es que al cortar la rosa, esta no tiene mucho tiempo de vida y durante dos semanas, todas las que fueron cosechadas tuvieron que ser desechadas.
“Nos sentamos a platicar para y haciendo uso de la tecnología pues decidimos ofertarla en las redes sociales, en el mismo precio de seis docenas por 50 pesos. La respuesta es muy buena y hemos tenido clientes de todo el Estado”.
Y para el 10 de mayo ya hay muchos pedidos, pero aún así, la familia Orihuela tiene todavía muchas rosas para quienes piensen que con este tipo de detalles pueden demostrar su amor a mamá.